domingo, 18 de enero de 2015

¿Y si se pudiera constatar que pensar en negativo nos produce efectos físicos pre-patológicos?

EFEOhio
El seguir rumiando mentalmente en torno a los acontecimientos negativos incrementa los niveles de inflamación en el cuerpo, afirmó el viernes una investigadora de la Universidad de Ohio (EEUU).Peggy Zoccola, profesora asistente de psicología en esa universidad norteamericana, presentó los resultados de su investigación ante la reunión anual de la Sociedad Psicosomática de Estados Unidos.
Los investigadores encontraron que cuando a los participantes en el estudio se les pidió que pensaran en un incidente estresante, subieron sus niveles de la proteína C reactiva, que es un indicador de la inflamación de los tejidos.El estudio dirigido por Zoccola es el primero que ha medido directamente este efecto sobre el cuerpo.El primero en su tipo”La mayor parte de los estudios en el pasado se ha realizado con diseños no experimentales”, indicó Zoccola en declaraciones al servicio de noticias de la Universidad de Ohio.
”Los investigadores han pedido a las personas que den cuenta de su tendencia a ponderar y valorar los hechos, y luego observaron para detectar si esto se conectaba con aspectos fisiológicos”, explicó.
El equipo enroló a 34 mujeres jóvenes saludables para este proyecto. A cada mujer se le pidió que hiciera una disertación acerca de su candidatura para un empleo ante dos entrevistadores vestidos con las túnicas blancas de laboratorio. Los entrevistadores escucharon las charlas con rostros impávidos, dijo Zoccola.
A la mitad del grupo se le solicitó que contemplara su desempeño en la tarea de hablar en público, y a la otra mitad se le pidió que pensara en imágenes y actividades neutrales, tales como la navegación en un barco a vela o las visitas al supermercado.
Los científicos tomaron muestras de sangre de las participantes y encontraron que cuando se les pidió que recordaran y valoraran el incidente, sus niveles de la proteína C reactiva subieron.
La proteína C reactiva se produce, principalmente, en el hígado como parte de la respuesta inicial inflamatoria del sistema de inmunidad. Sus niveles aumentan como reacción a los traumas, heridas o infecciones en el cuerpo.
En el contexto clínico se usa el nivel de la proteína C reactiva como indicador para determinar si un paciente tiene una infección, pero también si tiene riesgo de enfermarse más adelante.
Un detalle interesante: en el caso de las participantes a quienes se les pidió que siguieran pensando en el hecho estresante continuamente, el nivel del marcador de inflamación siguió subiendo durante al menos una hora después de su disertación.

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