domingo, 18 de enero de 2015

¿Y si se promovieran situaciones de máxima crisis para que los dueños del rebaño tengan sus buenas cosechas?

El Fin del Tiempo o el Tiempo del Fin

El título no pretende otra apología al funesto libro mencionado por Canseliet, apenas si podemos refocilarnos en las palabras de Sábato sobre las visiones del místico gnóstico Böhme:
La vasta crisis de los Tiempos Modernos a la que estamos asistiendo es la quiebra de la mentalidad cientificista, y a través de ella acaso podamos acceder a una reivindicación de las fuerzas ocultas que esa mentalidad proscribió, en una reintegración del hombre escindido. Según Hegel, a los períodos más terribles de la historia se siguen las horas más hermosas, porque de la "conciencia infeliz" que resulta de nuestra conciencia del mal surge luego una venturosa plenitud; idea que Nietzsche retoma cuando afirma que de la extrema decadencia resurge un nuevo clasicismo.
¿Pero cuáles son estos períodos terribles de la historia? Hemos visto que tal vez el tiempo no sea tan lineal como humanamente se lo percibe. Quizá la Matriz de la Ilusión, el gran computador hiperdimensional en donde nos hallamos inmersos, la cárcel de nuestras robóticas consciencias, en donde nos graduamos aprendiendo o enseñando a escapar, haya existido siempre (aunque Bárbol opinaba que palabras como siempre jamás eran demasiado ominosas, utilizando el mantra mientras perduren); fuera de la cárcel no existe el tiempo: fuera de la cárcel no hay ilusión.

Sin embargo, hay intereses exógenos que operan dadas unas determinadas condiciones: el panadero no sufre el tormento del fuego, pero reconoce la fragancia del pan horneado. La humanidad en su actual estado masificado e ignorante corre el mismo peligro que las bacterias que fermentan los azúcares en la levadura del pan: estamos siendo utilizados, quizá en la anestésica vida moderna bajo una gran explosión demográfica, a inflamar una masa de energía emocional que estallará cuando sean retiradas las comodidades y ventajas a las que estamos acostumbrados (o domesticados).

Estos períodos han ocurrido cíclicamente en la historia no oficial, y se conocen comocosechas hiperdimensionales: un período de tribulación humano, y de excelente rendimiento para los pastores del rebaño. Durante estas cosechas, nuevos brotes e injertos se preparan, razas híbridas y obedientes se alistan para reemplazar el antiguo modelo humano. Ha ocurrido antes, ocurre y seguirá ocurriendo: es el camino natural, muy semejante al que destinamos a nuestros cultivos y futuros alimentos.

Tal vez, la verdadera historia humana sea un cementerio de imperios caídos, pero no deseamos crear una disonancia cognitiva, pues hay entidades de servicio al prójimo que observan desde la otra punta. Pongámonos un tanto ecuménicos y releyamos con ojos más despiertos:

Vigilad sobre vuestra vida. No se apaguen vuestras linternas, y no dejen de estar ceñidos vuestros lomos, sino estad preparados, pues no sabéis la hora en que vendrá nuestro Señor. Reuníos con frecuencia, buscando lo que conviene a vuestras almas, pues de nada os servirá todo el tiempo en que habéis creído, si no consumáis vuestra perfección en el último momento.
En los últimos días se multiplicarán los falsos profetas y los corruptores, y las ovejas se convertirán en lobos, y el amor se convertirá en odio. En efecto, al crecer la iniquidad, los hombres se odiarán entre sí, y se perseguirán y se traicionarán: entonces aparecerá el extraviador del mundo, como hijo de Dios, y hará señales y prodigios, y la tierra será entregada en sus manos, y cometerá iniquidades como no se han cometido desde siglos.
Entonces la creación de los hombres entrará en la conflagración de la prueba, y muchos se escandalizarán y perecerán. Pero los que perseveren en su fe serán salvados por el mismo que había sido maldecido.
Entonces aparecerán las señales auténticas: en primer lugar el signo de la abertura del cielo, luego el del sonido de trompeta, en tercer. lugar, laresurrección de los muertos, no de todos los hombres, sino, como está dicho: «Vendrá el Señor y todos los santos con él» (Zac 14, 5).
Todo esto es por lo menos curioso, y puesto en orden quizá también bastante alarmante. Es evidente que no hay nada fijo, así que no podemos ni siquiera considerar una fecha tan holocaústica como ruidosa como la del año 2012; pero sí es evidente, que la masa comienza a oler a tostado. ¿El horno no está para bollos?

Nos hemos referido con frecuencia al trabajo en equipo, evitando las jerarquías y el anquilosamiento elitista del Conocimiento: en el intercambio está la ganancia. Pero, ¿hemos mencionado algo sobre la abertura del cielo? El notable John Keel nos ha allanado el trabajo en su clarificador libro Operation Trojan Horse (1970) cuando transcribe el siguiente mensaje:

Los platillos mencionados son en realidad los cuerpos espaciales de cierta composición de conciencia. Existen en doble densidad: es decir, penetran tanto la tercera como la cuarta densidad simultáneamente o pueden, si lo desean, confinarse en cualquiera de éstas. Su propósito ha sido, y sigue siendo, entrelazar estos dos reinos de conciencia que están aparentemente separados. Aunque está llegando el tiempo cuando el velo se corra y lo que es Uno se perciba como Uno. Será en ese momento que los platillos que son percibidos por pocos, serán vistos por la mayoría; y parecerá que han llegado en gran número y de repente en sus cielos... pero en realidad esto no es cierto; puesto que realmente han estado allí, pero ahora el hombre ve con nuevos ojos.
Dark people o
Visitantes de dormitorios
Aquí mojamos nuestros pies en las orillas de la cuarta densidad; tal vez algún ojo entrenado o una mente inquieta haya transitado algunos pasos erráticos por esta extraña tierra de sueños, que algunos quizá confundan con un duermevela desasosegado. Todavía no tenemos para compartir más que unas sutiles hebras de sensaciones encontradas sobre una realidad que se nos escapa, pero de la que podemos dar por sentada su existencia y de lassombrías entidades que la habitan; aunque, y en palabras del prestigioso Freixedono hemos de confundir a la población tan sólo por unos molestos vecinos.

Entonces la resurrección de los muertos, tal como aseguraba el diálogo entre Ray Stantz y Wiston Zeddemore, de la afamada película guionada por Harold Ramis, no es otra cosa que la cuarta densidad -donde habitan aquellos ocultos y encapuchados visitantes que siempre han estado permeando nuestra realidad e interfiriendo en nuestras mundanas vidas- comenzando a hacerse visible. ¿Acaso no será verdaderamente un Apocalipsis, literalmente, la Revelación de aquello que estaba OcultoDavid Tansley en Mensajeros de la Luz (Omens of Awareness, 1977) nos comenta:

[...] sucedió algo parecido cuando Colón llegó al Nuevo Mundo. Los indígenas, que no conocían más transporte acuático que las canoas, no vieron sus buques anclados en la bahía pese a su tamaño y a destacarse sobre el horizonte. Sólo cuando el shamán de la tribu lo pensó un poco y dedujo que aquellos extranjeros tenían que haber llegado en algo, pudieron ver los barcos, aunque aun entonces hubo que señalárselos. Nosotros, por supuesto, con nuestro orgullo intelectual y toda nuestra desenvoltura del siglo veinte, no podemos ni imaginar que nos suceda una cosa así; pero nos está sucediendo, y todo el tiempo, además.

Fuente: http://pluralidaddelosmundos.blogspot.com.es/2011/08/el-fin-del-tiempo-o-el-tiempo-del-fin.html 

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